Timbaland presents Shock Value (2007)
Timothy Mosley (aka. Timbaland) es uno de los productores más influyentes de la música negra contemporánea, más concretamente de la escena "mainstream", la escisión urbana y comercial de uno de los géneros de mayor antigüedad en la historia de la música moderna. Se dió a conocer en la década de los noventa con el disco debut del vocalista Ginuwine y junto a la también desconocida Missy Elliot en el segundo trabajo de una joven Aaliyah ("One in a million") que, por entonces, dominaba el mercado estadounidense. Ese sólo fue el comienzo, juntos han concebido la mayor parte de los éxitos internacionales de la denominada "urban music" (pop urbano): Jay Z, Justin Timberlake, Nelly Furtado, The Pussycat Dolls, Ludacris, son simples ejemplos de una larga lista de cantantes y raperos que han desfilado por su estudio de grabación.
De forma paralela a la producción de otros artistas, Timbaland, abanderado de su propia firma, ha desarrollado una carrera propia, inicialmente junto a su compañero Magoo y, con posterioridad, en solitario. Dado que esta última faceta le ha reportado aún muy discreto reconocimiento, "Timbo" se puso manos a la obra para construir uno de los discos más esperados del año; una vez más, una colección de canciones de estética hip-hop con sonido electrónico.
El resultado no sorprende en absoluto, nos muestra un Timbaland que, de nuevo, se escuda en el misticismo sonoro al que nos tiene acostumbrados, donde la instrumentación real brilla por su ausencia y que, lamentablemente, no está a la altura de sus propias circunstancias. La mayoría de los temas que componen "Shock Value" distan bastante poco de producciones anteriores, lo que hace que la única finalidad de este trabajo parezca sintetizar la esencia de un estilo con casi una década de vida. En ausencia de las infinitas colaboraciones (Justin Timberlake, Nelly Furtado, Missy Elliot, Nicole Scherzinger, Keri Hilson, Magoo, Fall out Boy...) que forman parte de los diecisiete temas que lo componen, este nuevo disco no tendría valía alguna.
La nota discordante, ya en la recta final del álbum, la ponen las formaciones She wants revenge y Fall out boy, que aportan un sonido "rock" en concordancia con el abuso de sintetizadores de la producción de Timbaland. Asímismo, One republic y Elton John impondrán cierto colorido, acústico en el primer caso, soul en el posterior, a los dos últimos temas que, curiosamente, son los mejores del conjunto general; magnífico cierre de un disco con poco material digno de mención.