Liv Warfield - Embrace me (2006)

En un mercado en que los sintetizadores y la sobreproducción establecen su particular hegemonía, Liv Warfield despunta con un disco de una riqueza instrumental asombrosa, con una voz contundente y, ante todo, repleta de honestidad. "Embrace me" supone la culminación de años de desarrollo de un nuevo ciclo estilístico, el nu-soul, asociado generalmente al ámbito más indie y bohemio de la industria musical.

El caso de Liv Warfield es uno de tantos otros en que la práctica continuada de un deporte - en este caso el atletismo - afianza la madurez y conlleva un factor de responsabilidad y dedicación que se verá reflejado en otros ámbitos personales. De ese modo pasó doce años de su vida entrenando cinco días a la semana, tradición familiar que Liv afirma, es una fórmula de éxito basada en la disciplina. No sería hasta una edad avanzada que descubriera sus dotes musicales gracias al "Karaoke", curiosa forma de desarrollar una técnica vocal soberbia. Bendito invento. Liv Warfield es una de las artistas más completas de la actualidad, con un vagaje musical digno de las mejores bandas de soul y jazz de la historia, a pesar de su relativamente reciente afianzamiento profesional, en el que se encuentra muy presente el gospel. Desde el 2002 está al frente de la formación “Liv & The Warfield Project”, clara muestra de las dotes creativas de esta artista aún por descubrir.

"Embrace me" es uno de los mejores discos del pasado año, muy coherente con la trayectoria instrumental relatada anteriormente. A partir del sencillo "ABC's", con reminiscencias funk, encargado de abrir el álbum, descubrimos un nuevo concepto del nu-soul, cercano al estilo elitista impuesto por D'angelo o Erykah Badu, entre otros, a mediados de los noventa. En esa misma linea soul fusión con elementos jazzísticos y estética funk predominan "Embrace me", tema que pone título al elepé, "Sophisticated sista" o "Waiting". A su vez destacan medios tiempos que emergen del más puro soul como "I decided", "Time" o incluso "Feeling lonely", cuya instrumentación recala con algo de más profundidad en el blues, llevándolo al terreno gospel.

Como colofón final a un trabajo apabullante, cuidado al detalle en todos los aspectos relativos a la producción (instrumental y vocal), encontramos el directo "Brotha man", que nos brinda la oportunidad de apreciar con mayor claridad el criterio de la que, a tenor de la gran calidad mostrada en este debut, se convierte en una de las artistas imprescindibles en la música negra del presente siglo.

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