Amy Winehouse, un dardo al corazón

Desde el lugar más recóndito de la existencia, donde los sentimientos campan a sus anchas y las mentiras se vuelven verdades, donde la noche se convierte en día y el día en noche; desde ese pequeño rinconcito en que la británica Amy Winehouse se muestra al mundo, allí guarda un don del que muy pocos pueden presumir. Porque es de aquellos que sin llegar a ser los mejores, y sin mayores pretensiones de serlo, consigue que todo lo que asoma a su boca, confusa aún por los abusos y excesos, cobre sentido con un simple acorde. Cuando Winehouse canta, el mundo se parte en pedazos, como si la franqueza con la que se expresa fuese el único sustento de miles de voces gastadas por la realidad. Desde allí donde el amor, ese juego colmado de peligrosas virtudes, se fragüe, desde allí veremos pasar los días con una sonrisa en los labios, cierto brillo en los ojos y una lágrima en la mejilla. Porque a mi, personalmente, me ha llegado a lo más hondo...


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